A pesar de que la autocompasión puede parecer similar a la autoestima, son diferentes en muchos aspectos. La autoestima se refiere a nuestro sentido de auto-valía, valor percibido, o lo mucho que nos gustamos. Si bien no hay duda de que la baja autoestima es problemática y, a menudo, conduce a la depresión y la falta de motivación, tratar de tener una gran autoestima también puede ser contraproducente.
En la cultura actual, la autoestima se basa a menudo en lo diferentes que somos de los demás, lo mucho que destacamos o lo especiales que somos. En nuestra sociedad, no está bien ser normal, sino que tenemos que sentirnos por encima de la media para estar bien con nosotros mismos. Esto significa que los intentos de elevar la autoestima pueden provocar comportamientos narcisistas, egocéntricos, o nos pueden llevar a despreciar a otras personas para hacernos sentir mejor con nosotros mismos. También tendemos a enojarnos y ser agresivos hacia los que han dicho o hecho algo que potencialmente nos hace sentirnos mal con nosotros mismos. La necesidad de una alta autoestima puede animarnos a ignorar, distorsionar u ocultar los defectos personales de modo que no podemos ver con claridad y precisión. Por último, nuestra autoestima a menudo depende de si tenemos éxito o fracasamos, lo que significa que nuestra autoestima fluctúa en función de circunstancias siempre cambiantes.
En contraste con la autoestima, la autocompasión no se basa en la autoevaluación. La gente siente compasión por sí misma, porque todos los seres humanos merecen compasión y comprensión, no porque posean un conjunto particular de características (guapos, inteligentes, etc.). Esto significa que con la autocompasión, no tenemos que sentirnos superiores a los demás para estar bien con nosotros mismos. La autocompasión también permite una mayor auto-claridad, porque las faltas personales pueden ser reconocidas con amabilidad y no es necesario ocultarlas. Por otra parte, la autocompasión no depende de circunstancias externas, sino que siempre está disponible (especialmente cuando uno se siente muy abatido). Las investigaciones indican que, en comparación con la autoestima, la autocompasión se asocia con una mayor capacidad de recuperación emocional, con autoconceptos más precisos, con comportamientos de relación más solidarios, así como con un menor narcisismo y con menor ira reactiva.