Cultivando Bondad y Fortaleza frente a las Dificultades: Yin y Yang de la Autocompasión
El yin y yang es una metáfora perfecta de las energías de la autocompasión. La mayoría de la gente está familiarizada con el círculo del yin y el yang, las mitades en blanco y negro y un punto de cada uno en el medio. El yin es la energía oscura; se supone que es más femenino, una energía pasiva, es más el "estar con". Y el blanco, o yang, es supuestamente la energía más activa, la energía masculina: hacer cosas que provocan un cambio. Pero, en realidad, estas energías no son masculinas o femeninas, estas energías están en cada persona y en realidad en todas las formas de vida.
Muchas de estas ideas provienen de mi colega Chris Germer quien desarrolló conmigo el programa MSC (Mindful Self-Compassion). Y quiero reconocer que, en realidad, fue a Chris a quien se le ocurrió la idea de que los dominios principales de la autocompasión yang son: protegernos, proporcionarnos lo que necesitamos y motivarnos. Lo que he estado haciendo con este modelo es desarrollar cada uno de estos con más detalle.
Recordemos que son tres los componentes básicos de la autocompasión:
· Bondad — siendo amables con nosotros mismos
· Humanidad Compartida — recordando que esto es parte de la vida
· Mindfulness — siendo conscientes de nuestro sufrimiento o dolor
Y así, estos componentes adoptarán una forma diferente, se sentirán diferentes y tendrán un sabor diferente, según la energía la yin o yang de la autocompasión.
Protegiéndonos
Por ejemplo, cuando la autocompasión tiene como objetivo protegernos, se siente como una claridad fiera y empoderada. La bondad o amabilidad es fiera; es la mamá oso diciendo: “¡No! Eso no está bien”, “No vayas más lejos”. La Humanidad Compartida es ese sentimiento de "yo también". Nos mantenemos unidos con nuestros hermanos y hermanas en la fuerza. Estamos empoderados por nuestra conexión con los demás. Y luego, la atención plena o mindfulness es ese sentido real de claridad: "Eso no es correcto". Por tanto, hay una diferencia entre una presencia amorosa y conectada y una claridad fiera y empoderada.
Aportándonos
Nos sentimos diferentes cuando nos estamos aportando lo importante, cuando nos estamos proporcionando lo que verdadera y auténticamente necesitamos. En este caso, la Bondad se siente como plenitud y satisfacción. Cuando nos damos lo que necesitamos, nos sentimos realizados. En la Humanidad Compartida, reconocemos que es un camino equilibrado. En otras palabras, estamos equilibrados, porque no sólo nos aportamos lo que necesitamos, sino que no subordinamos nuestras necesidades a las de los demás. La humanidad compartida nos permite equilibrar nuestras necesidades con las de los demás. Y luego el mindfulness nos da un sentido real de autenticidad: “¿Qué necesito? ¿Sé siquiera lo que necesito?”. La autocompasión florece cuando satisfacemos nuestras necesidades. Se manifiesta como una autenticidad plena y equilibrada. Una vez más, se siente muy diferente.
Motivándonos
Y, por último, si nos estamos motivando a nosotros mismos. La Bondad en la motivación surge como estímulo. Cuando necesitamos animarnos y estamos atascados, o cuando no nos sentimos felices La bondad No es decir "Oh, vale, está bien". La Bondad significa que no nos criticamos a nosotros mismos, que no nos insultamos, sino que nos decimos: “¡Tú puedes hacerlo! ¡Creo en ti!". La Bondad es una cualidad muy alentadora. La Humanidad Compartida ve cómo las cosas se relacionan entre sí. En realidad, proviene de una visión más amplia de interdependencia: las causas y condiciones que se unen para crear nuestro sufrimiento. Entonces, cuando nos motivamos, la Humanidad Compartida en realidad se manifiesta como sabiduría. Podemos ver dónde y porqué estamos atascados, qué errores cometimos, entendemos el panorama general de lo que está sucediendo. Y luego, el Mindfulness, en este caso, es perspectiva. Nos da la amplitud para ver qué es lo que necesitamos cambiar para ayudarnos. Entonces, en este caso, la bondad, la humanidad compartida y la atención plena se sienten como una perspectiva alentadora y sabia.
Pongamos un ejemplo de este último dominio. Si te preocupas por ti mismo y no quieres sufrir, vas a hacer los cambios necesarios. Vas a querer alcanzar tus propósitos. Vas a querer ser tu mejor yo. Es decir, al igual que unos padres querrían todo eso para su hijo, nosotros lo queremos para nosotros mismos. Además, no deberíamos castigarnos por criticarnos. Porque, de nuevo, hemos de acordarnos la razón última por la que lo hacemos, la razón por la que eres duro contigo mismo, y es sólo porque quieres estar a salvo y ser feliz. Y hay una parte de ti que piensa que tal vez esto ayude. Si eres realmente duro contigo mismo, tal vez prestes atención, lo recuerdes y hagas algo diferente la próxima vez. Quizá parezca natural, pero no es muy efectivo, ¿no?
Entonces, si lo piensas, ¿qué voz es más efectiva? ¿Una voz que te dice lo malo y ruin que eres, que te menosprecia? ¿O una voz alentadora, de apoyo, “Tú puedes hacerlo”? Vamos a escuchar más esa voz que nos anima y nos apoya. También podremos asimilar lo que dice esta voz más fácilmente que una que simplemente nos está encerrando.
Crítica constructiva y autocompasiva.
También hay un elemento de sabiduría. La autocompasión aprovecha la crítica constructiva.
¿Qué errores cometí?
¿Cómo puedo hacerlo mejor la próxima vez?
Este es un enfoque afectuoso, comprensivo y compasivo. Lo que simplemente tiende a hacer la autocrítica es darnos información no muy sabia, como: “Eres malo. Lo hiciste mal. Hazlo mejor la próxima vez”. No dice qué es lo que hacer diferente o cómo hacerlo diferente. O no ve el panorama general de todas las causas y condiciones que llevaron a este resultado. Esa es realmente una información bastante penosa. En cambio, la Bondad, facilita una especie de sabiduría, “Oh, ya veo. Hice esto. Tal vez pueda probar esto diferente la próxima vez y eso conduciría a un mejor efecto”. En realidad, es mucho más informativo dar un aliento sabio en lugar de los insultos denigrantes.
Luego también, se trata de mantener la perspectiva. Lo que sabemos, (en realidad probablemente gracias a la psicología positiva), es que las emociones negativas tienden a reducir nuestro enfoque. Limita lo que podemos ver. Sólo vemos lo que hicimos mal y cómo nos equivocamos. En realidad, no podemos ver posibilidades porque la emoción negativa tiene la función (desde la psicología evolutiva) de estrechar nuestra visión. Las emociones positivas (amabilidad, seguridad, calidez) tienen el efecto de ampliar nuestra perspectiva para que podamos tener una perspectiva más amplia para que podamos ver más posibilidades, para que podamos tener una idea de, “Oh, puedo probar esto. Esto realmente puede funcionar mejor para mí”.
La investigación que hemos realizado al respecto respalda que este tipo de voz alentadora y sabia facilita una motivación compasiva que es en realidad mucho más efectiva y sostenible para animarnos a cambiar que la autocrítica.
Para escuchar la charla completa de Kristin Neff (en inglés), además de ejercicios y meditaciones, sobre El Yin y el Yang de la autocompasión: Sounds True | Audible | Amazon
Traducido del post: https://centerformsc.org/yin-yang-self-compassion-excerpt-neff/